Autora: Econ. Ana Cristina Avilés Riascos
Entre 2015 y 2017, la economía ecuatoriana vivió una desaceleración de su actividad, principalmente debido al recorte de una de las principales fuentes de financiamiento del gobierno, como lo es el sector petrolero (al 2017 este representó el 9% del total del PIB), lo que vino acompañado por un sector
productivo que no ha recibido políticas económicas, fiscales, productivas y externas favorables para poder florecer. El cambio en la línea de manejo de las finanzas públicas y en la ejecución de políticas públicas desde los distintos sectores, buscan fortalecer al inversionista, empresario y en general al sector privado, y así buscar afianzar la capacidad productiva del país.
Los indicadores que utiliza el Banco Central para analizar el ciclo económico muestra que desde finales de 2016 la economía comenzó una fase de recuperación económica, y a agosto de 2018 el país habría alcanzado los niveles de actividad comparables a las de mediados de 2014, cuando el país experimentaba un boom. De esta manera, es importante que desde los hacedores de política pública se piense focalizar los beneficios de una fase de expansión, en fomentar la productividad y competitividad nacional, buscando incentivar al inversionista o empresario a través de beneficios tangibles o desde la mejora en la gestión pública (procesos de contratación con el Estado y racionalización de tramitología y regulaciones).
Para el año 2018, se espera que los sectores más dinámicos sean el de Refinación de Petróleo, Acuicultura, Pesca y Manufactura. Por su lado, el Sector Salud se espera crezca en 1,2% versus el año 2017. Según el INEC, al 2014 el Valor Agregado Bruto del sector Salud (actividades directas del sector como hospitalarias, ambulatorias, ambulancias y otros) fue del 3% del total del Valor Agregado de la economía, mientras que de las actividades conexas (aquellas relacionadas con los bienes y servicios de apoyo como medicinas, dispositivos médicos o infraestructura), tuvieron una participación del 1,5% del valor total generado por la economía, participación que se duplicó en relación al 2007.
La producción de las industrias relacionadas al sector salud se viene incrementado de manera sostenida a partir del año 2003 (INEC, 2017), siendo aquellas realizadas por el sector público (instituciones integrantes de la Red Pública Integral de Salud) las que agruparon el 65% del total. Sin embargo, el consumo final registrado en el sector, entre el 2007 y 2014 muestra que los actores privados consolidaron entre el 59% y el 65% del total. El cambio de modelo de gestión y la reestructura de la institucionalidad del sector, demuestra la relevancia que ha tomado el mismo en cuanto a destino de recursos, inversión con una idea de integralidad y complementariedad entre actores públicos y privados; y por sobre todo esto ha reflejado en la mejora sostenida de los indicadores de actividad económica.